Último día de marcha de nuestra particular Semana de Pasión, madrugamos como es habitual entre nosotros. Aparecemos con los rostros cansinos y con fuerzas renovadas —eso sí—, tomamos nuestro desayuno planificando el día, comentamos que puedes pasar por Medina del Campo (Valladolid) y no ver su patrimonio, es delito, con pena de cárcel. Así la logística se queda ya oteando su patrimonio y nosotros andaremos hasta Medina del Campo y cuando lleguemos decidiremos si continuamos hasta Rodilana (Valladolid). Al levantarnos vemos una niebla espesa que sabemos se levantará con el paso del tiempo, lo que aún no somos conscientes es de las gélidas temperaturas imperantes. Somos conscientes cuando salimos al colocar el equipaje antes de partir. Aquí algunos cambian su ropa de abrigo por un polar en vez del cortavientos y otros hacen frente al frío en manga corta. Salimos como he dicho pertrechados de ropa e ilusiones hacia nuestra última etapa de nuestra semana de pasión que comienza en Fuente el Sol (Valladolid).
Revisamos nuestro rutómetro particular y vemos que la etapa transcurre en sus primeros kilómetros por la mismísima carretera CL-610, que ya es peligrosa de por si por sus interminables rectas haciéndose aún más con la niebla imperante, pero hasta Rubí de Bracamonte (Valladolid) no tenemos otra alternativa. Nos llama poderosamente la atención, a la salida de Fuente el Sol (Valladolid), ver las primas de David Sánchez Merino —DawMer— con miles de patatas bajo sus pies como pienso. Con el mayor de los cuidados comenzamos la etapa y avanzamos hasta Rubí de Bracamonte, aquí como ya es habitual nos dirigimos a su iglesia para verla y continuamos nuestra etapa, esta vez por camino.
Salimos de Rubí de Bracamonte por la carretera sabiendo que la dejaremos en pocos minutos, pues tenemos el camino de la Cándula a la izquierda que nos llevará hasta Medina del Campo. El camino no tiene pérdida y sabemos que en las inmediaciones de Medina del Campo saldremos de nuevo a la carretera. Nuestro camino cambia algo el paisaje. Comenzamos a ver más asiduamente pinos piñoneros (Pinus pinea), sabiendo que el piñón es uno de los puntos fuertes de la economía de la zona. Desde Medina del Campo podemos adentrarnos en este mar de pinares y podemos observar cómo nos ofrecen su sangre y su vida (resina y piñones); caminando entre estos bosques de Pozal de Gallinas, Moraleja de las Panaderas y Ramiro todos de (Valladolid) pudiendo degustar los magníficos dulces elaborados con los piñones, rico manjar que nace en estas tierras y espacios naturales.
“Difícilmente alguien puede creer que la comarca también tenga su propio mar. Es el mar de pinos, uno de los más extensos de Europa, una auténtica maravilla natural, fuente de vida, pulmón purificador y, en otros tiempos, de riqueza con la explotación de la resina y el piñón. Su contemplación ofrece a la vista el goce de una gama mansa de verdes, en mucho semejante a la presencia de un mar en calma, coronado en primavera por la aureola amarilla de los pólenes”.
Al acercarnos a Medina del Campo, sobre el Km. 10, nos encontramos con la urbanización El Simplón. Toma el nombre del arroyo Simplón que la bordea por su parte sureste, la cual dejamos a la izquierda para continuar el camino y acercarnos a la urbanización Las Salinas 2, que como la anterior dejamos a la izquierda y continuamos nuestra ruta ya casi por carretera. Al salir de la última urbanización existía —digo bien existía— un camino de servidumbre que continuaba hasta la granja del Pinarillo, viéndonos obligados a desplazarnos campo a través hacia la carretera CL-610, en la cual vemos una senda por las fincas colindantes. Raudos la tomamos y continuamos ruta hasta el albergue juvenil Medina del Campo donde pernoctamos, dejando mochilas y enseres, acercándose Rufino y Solé a por su vehículo en Fuente el Sol, pues visitaremos el Castillo de La Mota y hará falta el coche para dejar a Thor en su interior. Seguimos ruta hacia el castillo pues vamos mal de tiempo y, subiendo hacia el castillo, encontramos una tienda abierta donde compramos unas —rubias— cervezas que hacen nuestras delicias en el gaznate junto con un queso que nos ha dado Solé mientras esperamos a la logística y a la visita guiada en la explanada del Castillo de La Mota. La Mota encierra en sus muros un sinfín de historias y sucesos que dibujan el pasado de esplendor del edificio: su función de archivo de la Corona, el encierro de la princesa Juana, la huida de César de Borgia, su papel en la Guerra de las Comunidades, etc.
Después de visitar el castillo, decidimos ir al centro neurálgico de Medina del Campo para dar buena cuenta de sus bares y degustar sus licores y tapas, cosa que solo pudieron hacer Samuel y DawMer que pararon en el Bar Isis y tomaron un pincho “Cojonudo” de nombre. Los demás no pudimos y tras deliberación decidimos recoger el coche de Samuel que faltaba por recoger e ir a comer al Bar El Quinto de Paradinas de San Juan, el cual conocemos y del que hemos relatado ya las peripecias en etapas anteriores, convirtiéndose así en el nuevo sitio de referencia de la Ruta del Emperador, como lo fue el de Rosa Mari en Montamarta (Zamora) cuando peregrinábamos a Santiago de Compostela. Llamamos a Andrés por si tuviera algún problema logístico en proporcionarnos unas molestias sólidas y liquidas, y este nos dice que estamos perdiendo ya el tiempo y que comienza a montar una mesa para nosotros.
Ya en Paradinas de San Juan, Andrés nos recibe con los brazos abiertos. Tras servirnos unas cervezas bien frías nos pregunta por nuestras preferencias culinarias. Como él mismo comprobó, tenemos muy mal comer y beber. Le informamos que no tenemos problema, que somos conscientes de la hora y del día y que nos vale cualquier cosa. Andrés nos da sus menús y nos da una sugerencia, aceptándola de buen grado, sorprendiéndonos gratamente, menos a Samuel que nos da un susto debido a su alergia a ciertos licores —vino—, pasando un mal rato y no comiendo nada de nada, manifestando que ya lo haremos otro día, palabra que alguno le tomamos.
Salimos de Paradinas de San Juan después de la despedida de la familia de Andrés no diciendo un adiós, sino un hasta luego. Llegamos a Plasencia y para no perder las buenas costumbres vamos al Sirimiri y degustamos unas rubias —mahouses— bien frías.
Rubí de Bracamonte es un municipio y una localidad de Valladolid. El pueblo de Rubí de Bracamonte aparece citado por primera vez en los textos escritos en el año 1250, con el nombre de Ravé, como una de las parroquias medianas dependientes del Vicariato de Medina del Campo. Según se declara en un testamento otorgado en 1501, “antes se llamó Rabé”. Rabé era una villa próspera en los comienzos del siglo XVI, lo que se puede deducir de las cuantiosas sumas que sus habitantes emplearon en la edificación y ornamentación de su iglesia.Pueblo compuesto de ocho viviendas conformando una única calle. Sus tierras de cultivo estaban dedicadas principalmente al trigo, cebada, centeno y garbanzos. La ganadería se repartía entre ovejas y vacas.
Medina del Campo es un municipio y una villa española de origen prerromano situada al suroeste de Valladolid. La ciudad de Sarabris, fue fundada por el Rey Brigo, cuarto rey de España, y comenzó a reinar a los 399 años después del diluvio, según cuenta de Beroso, y a los 1906 antes de la venida de Jesucristo, como cuenta Ibáñez en el catálogo de reyes de España. Esta ciudad de Sarabris, quieren decir algunos autores, haber sido la ciudad de Zamora, otros la de Toro (Zamora), y por cronografía de Tolomeo (libro 2º, capítulo V, tabla segunda) se prueba ser Medina del Campo, por los nombres de pueblos y ríos que están en su comarca, como es el Río Eban, el Río Doria (Duero), y la villa de Otoduro (Tordesillas), y que dice está a cuatro leguas de Sarabris. También se averigua por las ciudades de Valladolid (que dice estar situada a ocho leguas), Palancia (que es Palencia, y está situada a 16 leguas), por Cauca (Coca, a 6 leguas), Congium (Cuéllar, a 9 leguas de distancia), Rauda (actual Roa, a 16 leguas), Porta Angusta (Portillo). También destacamos el texto: “Carlos V, “Rey” y “Emperador” se aposentó en nuestros palacios, castillos y casas nobiliarias, en su largo camino hacia el monasterio de Yuste donde pasó los últimos días de su vida”.La localidad de Madrigal de las Altas Torres cuenta con un expediente incoado desde el 9 de julio de 1963 para la declaración del casco urbano como conjunto histórico.
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