Hoy concluimos nuestro particular Camino de Santiago, que nos ha llevado desde Sevilla hasta Plasencia. En esta última etapa, unimos la histórica Vía de la Plata con la encantadora localidad de Plasencia, nuestro destino final.
Partimos del parque situado junto a la iglesia de San Gil, una edificación histórica que data del siglo XIII y es un ejemplo destacado de la arquitectura religiosa de la región. Seguimos un camino paralelo al canal de riego en dirección a Plasencia. Este sendero confluye con una charca en la Cañada Real Soriana Occidental, también conocida como la Cañada de las Merinas, en dirección a Malpartida de Plasencia. Alrededor del kilómetro 5, abandonamos la Cañada y tomamos un desvío a la izquierda, siguiendo un camino que nos lleva hacia la Autovía de Extremadura A1, la cual cruzamos por un paso elevado.
Continuamos caminando a nuestra derecha, bordeando la sierra del Berenguel. Esta área es conocida por su riqueza natural y su biodiversidad, ofreciendo vistas panorámicas y la posibilidad de avistar fauna local. Dejamos a nuestra derecha el nudo de comunicaciones de Fuentidueñas y cruzamos la Autovía de la Plata A66 por otro paso elevado. Giramos a la izquierda, caminando paralelamente a la autovía, y nos dirigimos hacia el polígono sur de Plasencia.
A partir de aquí, avanzamos hacia el barrio de San Miguel, siguiendo un trayecto paralelo a la vía ferroviaria. Este barrio es uno de los más antiguos de Plasencia y conserva muchas de sus características tradicionales, incluyendo calles estrechas y casas de piedra. Cruzamos el puente de San Lázaro, una estructura histórica que ofrece una magnífica vista del río Jerte y los alrededores, y ascendemos por la calle Sor Valentina Mirón hasta llegar al icónico acueducto de Plasencia. Este acueducto, construido en el siglo XVI, es una obra maestra de la ingeniería renacentista y ha sido fundamental para el suministro de agua a la ciudad.
Desde allí, cruzamos la carretera N630a y nos adentramos en el parque de la Coronación, un espacio verde que ofrece un respiro del bullicio urbano y es perfecto para disfrutar de la tranquilidad y belleza natural. Finalizamos nuestro recorrido en la plaza del Sirimiri, el punto culminante de nuestro peregrinaje. Esta plaza, con su encantadora fuente y áreas de descanso, es un lugar ideal para reflexionar sobre el viaje y disfrutar del ambiente acogedor de Plasencia.
Plasencia, con su rica herencia y vistas panorámicas, se convierte así en el broche de oro de nuestro Camino de Santiago. La ciudad, fundada en el siglo XII por el rey Alfonso VIII, cuenta con un impresionante patrimonio histórico y cultural. Entre sus tesoros se encuentran la Catedral Vieja, de estilo románico y gótico, y la Catedral Nueva, una magnífica representación del gótico tardío y el renacimiento. Otros puntos de interés incluyen las murallas medievales, el Palacio del Marqués de Mirabel, y la Casa del Deán, que reflejan la rica historia de la ciudad.
Esta jornada no solo marca el fin de nuestro viaje físico, sino también el cierre de una experiencia enriquecedora que nos ha permitido conectar con la historia, la naturaleza y la cultura de esta hermosa región. Con sus monumentos históricos, su vibrante vida cultural y su entorno natural, Plasencia es el destino perfecto para culminar nuestro Camino de Santiago.
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