Si se viene de la desviación a Guijo de Sta. Bárbara, en el Consultorio Médico se gira a la derecha, se pasa por delante de la Iglesia de San Agustín y bajando por la c/ de Los Carro se llega a la c/ Marina por la que se sale de Jarandilla. En caso contrario, desde la plaza de la Constitución se sigue recto por la c/ Francisco Pizarro. A partir de aquí vamos a seguir hasta Cuacos de Yuste un tramo de la llamada “Ruta del Emperador” como veremos por los carteles. El camino de tierra bordea por la izquierda una colonia de adosados y a continuación lo vemos empedrado. Se desciende hasta el Puente Parral que cruza la Garganta Jaranda y con adaptación de piscina natural y lugar de descanso. A partir de aquí la Ruta del Emperador se ha hecho con cemento y piedras redondeadas, muy incómoda para andar. Se atraviesa un frondoso robledal dejando a la izquierda una chopera para acercarse al cabo de 2km. a la EX–203 y sin llegar a cogerla iniciar un descenso entre campos de frutales, higueras y olivos. Cerca de la población aparecen casas de segunda residencia y prados ganaderos. Llegados otra vez a la EX–203 se sigue hacia la izquierda para dejarla después de la primera curva y seguir por la derecha, por la antigua carretera y luego por un camino que sigue el muro de contención de la misma. La senda, entre una frondosa arboleda, se introduce en la garganta de San Gregorio, para cruzarla por un puente del mismo nombre que se apenas se ve y que pasando por la tapia del cementerio entra en Aldeanueva de la Vera.
En la calle de entrada llamada c/ de la Renta encontramos a la derecha la Fuente del Boticario. Luego a la izquierda por la c/ Hernán Cortés, 200m. de carretera y en la plaza, desvío a la derecha, por la avenida de La Paz, c/ Gurugú y c/ Carlos IV hasta un parque. La cuesta abajo nos saca de la población. A la altura de un cartel de la Ruta del Emperador, que se sigue hasta Cuacos, se toma el GR 111. En la bajada hacia la carretera a nuestro frente se divisa esta población. Cruzada nuevamente la EX–203 sigue el descenso por la incómoda pista de piedra y cemento que discurre entre huertos aterrazados, con frutales. Antes de 1km. y entre robles aparece el Puente del Tejar que cruza la Garganta de Los Guachos; a la derecha hay una bonita cascada con banco para un descanso a la sombra. La pista sigue un poco esta garganta que tiene una abundante vegetación de ribera y bello bosque de galería. Más adelante nuevos campos con robles, viñedos, higueras y olivos en los que empezamos a ver los secaderos de tabaco (almacenes con los muros llenos de huecos) de esta comarca, hoy en desuso. Dejando a la derecha una factoría, el camino sigue de frente, hacia la mole del ábside de la Iglesia de Cuacos. A la derecha, a la altura de una ermita, hay una moderna picota como homenaje a las antiguas. (Ver ventana de la 2ª etapa del GR 111). Pasado el puente de piedra que cruza el río Huertas se entra en la población por la c/ Sta. Ana. Como en todos los pueblos de la zona, por las calles encontramos las típicas fuentes de varios caños. Atravesando el casco histórico, por la c/ Carlos I se sale nuevamente a la EX–203 que se sigue hacia la izquierda, llegando al desvío hacia el Monasterio de Cuacos que tomaremos unos metros para seguir hacia la izquierda el GR 111.
A la altura de la báscula local, parte una amplia pista que asciende por la ladera sur del cerro de San Simón, en una curva cerrada a la derecha se puede ver, a lo lejos y en la ladera de la sierra, el Monasterio de Yuste donde el emperador Carlos V tuvo su último retiro. El camino desciende por un robledal; por la derecha se incorpora el PR CC-80, sendero de pequeño recorrido que discurre entre el Monasterio de Yuste y Garganta la Olla. Después de cruzar el arroyo de Yuste y ascender un poco, se alcanza el cruce donde se encuentra la desviación a Garganta la Olla.
El camino toma ahora dirección norte siguiendo el valle por la margen izquierda de la Garganta Mayor. Al llegar al fondo del valle y después de pasar por un bello puente sobre la garganta se encuentra la bonita localidad de Garganta la Olla.
Después del cruce el camino desciende por una ancha pista atravesando un robledal para llegar a la garganta Mayor, que se cruza por un puente. Se asciende a la carretera CC-17 que se toma a la izquierda hasta un camino que sale hacia la derecha en una curva de la misma. Al principio está asfaltado pero luego se transforma en un bonito camino en ascenso que luego se convierte en sendero entre muros de piedra. Se llega así a la Avda. de Garganta la Olla que es por donde entramos en Jaraíz de la Vera.
Esta localidad tiene sobrada fama por su producción pimentonera y tabaquera, el desarrollo artesanal alcanzado en la elaboración de dulces, así como, las gargantas de los Guachos y de San Gregorio, cercanas ambas a la población y esta última con un puente con probable origen romano. En su casco urbano, además de curiosas muestras de arquitectura popular como la “fuente de los Ocho Caños” (lugar obligatorio de visita) o la “Plaza de Toros”, rectangular, podemos destacar la Casa del Obispo Godoy —teólogo del siglo XVI— construida en cantería, y la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol, también del siglo XVI, declarada Monumento de Interés Cultural, con un importante Museo Parroquial, en el que se exhibe la espléndida Cruz Procesional de plata (única en la Comarca) y la Cruz de Marfil. En sus fiestas del Cristo del Sepulcro (lunes de Pentecostés) y del Cristo de la Salud del 16 al 19 de Julio, con toros al estilo verato, se puede contemplar el Baile de los Danzantes, tradición del siglo XVII, baile en el cual sus participantes están ataviados con vestidos blancos y cintas, acompañados por la gaita y el tamboril con música de influencia celta, donde bailan mientras entrechocan sus palos siempre frente a la imagen del Cristo. El 7 de Diciembre, víspera de la Inmaculada, tiene lugar el Viva Viva, vistosa fiesta con hogueras y jinetes con antorchas.
Cuando empezamos un recorrido por este bello paraje natural que es LA VERA, naturalmente lo iniciamos con el municipio en el que se ubica el Monasterio de Yuste, morada elegida por Su Majestad el Emperador Carlos I de España y V de Alemania. Cuacos de Yuste es Conjunto Histórico Artístico. Esta villa se independizó en 1813 del Señorío de Plasencia, constituyendo en la actualidad, una muestra viva del típico estilo de caserío verato. La naturaleza ha sido generosa con su entorno y sus muchos parajes naturales, como el de Las Ollas, en la Garganta de Cuacos. Entre sus monumentos destacados encontramos: la Plaza Mayor porticada, la iglesia de nuestra Señora de la Asunción del Siglo XV, declarada Monumento de Interés Cultural, que alberga en su interior excelentes tallas como la de San Jerónimo del siglo XVIII, un bello Retablo neoclásico o la presencia en el Coro de madera de un espléndido órgano del Siglo XVI realizado en Amberes y procedente del Monasterio de Yuste. Una de las imágenes, que, por su curiosidad iconográfica, llaman más la atención de los turistas que visitan la sacristía de nuestra Iglesia, es la de San Gil, talla de madera, vestido de sotana y cubierta su cabeza con un clásico bonete de cuatro puntas, vierte su pacífica mirada sobre el que la contempla. En otro tiempo, fue objeto de gran veneración, no sólo por los cuacareños, sino también por los pencones (así son conocidos los habitantes de Aldeanueva). Existen varias versiones sobre el pleito mantenido entre ambas localidades por la posesión de San Gil, sin embargo, según los datos encontrados en los documentos del archivo parroquial, los vecinos de Aldeanueva carecían de tierras más allá de sus dos gargantas, la de San Gregorio y la de los Guachos, que ciñéndola, cerraban el poblado. Por eso, a finales del siglo XVI el Concejo de Cuacos, decidió darles, a modo de “ensancha”, los terrenos que se extienden sobre una “villa romana”. A partir de entonces, en la fiesta de San Gil, acudía el Concejo de Aldeanueva, con su regidor al frente, pero era el párroco de Cuacos, el que oficiaba la misa del Santo. Pues, aunque el terreno, en la jurisdicción civil, pertenecía al poblado de Aldeanueva, en lo eclesiástico, su jurisdicción siempre fue de Cuacos. Merece reseñarse la Casa de D. Juan de Austria o “Casa de Jeromín”, hijo natural de S.M. Carlos V y Dña. Bárbara Blomberg, edificio rehabilitado, en el que está la sede de la Mancomunidad Intermunicipal de La Vera. Dos bellas plazas posee esta población, la Plaza de España, parcialmente porticada, y la diminuta y bellísima Plaza de la Fuente de los Chorros.
Municipio Cabecera de Comarca, que cuenta con el mayor número de habitantes. Podríamos empezar nuestro paseo por la curiosa Plaza Mayor, es muy extraña por estar dividida en dos partes, estar toda ella en pendiente, tener soportales, dos niveles y acabar en forma de cuña. En el nivel alto estaba el castillo árabe, origen de Jaraíz. En ese mismo nivel se encuentra el Ayuntamiento, al este y en el lugar más bajo de la pendiente, está el Palacete del Obispo Manzano, casa señorial del siglo XVII. Tomando la calle de Herreros, llegamos a la bella Iglesia de Sta. María de Gracia, declarada Monumento Histórico-Artístico. Se construyó a partir de 1410 sobre un templo del siglo XIII del que conserva algunos elementos. Su planta es tipo basílica con tres naves, el ábside poligonal tiene bóveda de crucería y mocárabes de influencia mudéjar. Su bonito Retablo es churrigueresco y la portada sur parece gótico primitivo, aunque es de principios del siglo XV. En la fachada de poniente hay un bello rosetón polilobulado, destacando su torre con multitud de escudos. Continuando con nuestro recorrido, llegaremos a la calle Llanillo, en ella se encuentra la bella Iglesia de San Miguel, construida sobre una peña, es del gótico isabelino, finales del siglo XV. Con aspecto de atalaya por su torre, tiene planta de salón dividida por arcos fajones, el ábside pentagonal se remata en bóveda estrellada. Posee un bello Retablo rococó y un pórtico norte con arcos escarzanos, ojival y abocinado con arquivoltas sobre jambas sencillas. La imaginería de esta iglesia es muy importante: Virgen con el Niño del siglo XIII y un Cristo articulado de la Escuela de Gregorio Fernández, de bello rostro, actualmente es un Cristo Yacente, hace años se le descolgaba de la Cruz durante la Semana Santa y se le “enterraba” plegándole los brazos. También cabe mencionar un bello Calvario con San Juan, la Virgen María y el Cristo en la Cruz, paso que es sacado en Semana Santa (fue premiado durante la Exposición Mundial de Barcelona en la primera mitad del siglo XX. Una vez contemplado este monumento saldremos a la Avda. de la Constitución y subiendo nos acercaremos al Parque de los Bolos. En este bello mirador, del que salen rutas de senderismo, se encuentra la Picota de Santa Ana, esculpida en 1689, cuatro años después de conseguir Jaraíz su independencia. Es muy singular por tener tres brazos y no cuatro, representando éstos una cabeza masculina, una femenina y una animal. Su parte alta es un pináculo con un escudo con un lobo rampante.
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