CAMINO MOZARABE - Etapa 6

ALDEASECA DE ARMUÑA - EL CUBO DE LA TIERRA DEL VINO

24/06/2013

Descripción de la Etapa

Madrugamos en Plasencia, todo Dios arriba a las 5 de la mañana, para salir a las 5:45 que hemos quedado en el Parque de Los Pinos, con la grata sorpresa que nos trae nuestro Presidente que estrena buga de primera (Formula 1) donde los hubiera, así que estamos —como niños con zapatos nuevos— de estreno.

Lo del madrugar no es porque sí, prevemos etapa paramera castellana con calor y queremos quitarnos cuantos antes kilómetros con la fresca —pero no tan fresca— en Plasencia 23º C y en Aldeaseca 12º C —con un aire que corta el cutis— y como no hay nada abierto, comenzamos nuestra primera de las dos largas jornadas que separan las ciudades de Salamanca y Zamora.

Con el recuerdo de la jornada anterior evocado en nuestra memoria partimos desde el templo del XVI, giraremos a la izquierda y continuaremos recto, salimos de la población de Aldeaseca de Armuña, y a la misma salida encontramos el Cubo —y no uno, sino dos—, así que casi nos damos la vuelta, —ya sin guasas—, comenzamos nuestro deambular por castilla —Salamanca y Zamora— y a unos pocos metros nos adelantan los bacalaeros —provenientes de fiesta de Salamanca— por la misma pista que caminamos nosotros a más de 80 Km/h., no hacemos caso, pero si mil comentarios —todos hemos sido jóvenes, y por el estilo—, el camino se aleja algo más de la N-630 y vira rumbo noroeste en busca de un cómodo paso que nos permita cruzar el arroyo de la Encina. Se salva por un piso de cemento a dos kilómetros de Aldeaseca. Comenzando a familiarizarnos con las pistas de concentración parcelaria afrontamos un repecho y giramos a la derecha en el segundo cruce de caminos que nos sale al paso. Sin más desvíos vamos en dirección hacia la siguiente población Castellanos de Villiquera —en fiestas— pasamos el pueblo aun con restos del botellón celebrado. Nos cruzamos con unos jóvenes en un coche con las matrículas tapadas, y a toda leche por la pista)

Atravesamos el pueblo por la calle Vía de la Plata y al otro extremo, tras pasar un pequeño parque, aquí descubrimos quien era y es el Jefe “Carlos”, —hay constancia gráfica de ello— con su maletín pese a la crisis por la piel de toro, seguimos por un camino con tapias a ambos lados. Concentrados en el horizonte, en el que sobresale la torre de la iglesia de Santa Elena, avanzamos sin pérdida hasta Calzada de Valdunciel.

Por la calle Carrascal llegamos a la plaza de la Constitución, donde realizamos una parada, degustando unas magdalenas castellanas, y continuamos por la calle Ruta de la Plata. Al final de esta calle nos toparemos con una hilera de grandes piedras cilíndricas, hoy a modo de escultura e identificadas como probables restos de miliarios de la Vía XXIV del Itinerario de Antonino.

Salimos de Calzada de Valdunciel cruzando sobre el arroyo de la Vega, tras el que viene una pista que pasa junto a un merendero y una pequeña laguna. Más adelante, atendiendo a una señal metálica con la inscripción Camino de Santiago, giramos a la derecha y continuamos por una recta de más de kilómetro y medio que nos lleva junto a la N-630, aquí descubrimos la torre de la cárcel de Topas, —centinela de nuestro devenir por campos castellanos— que nos acompañara hasta la misma entrada de El Cubo de la Tierra del Vino y frente a ella realizamos una parada para restablecer nuestras fuerzas, la única sombra que encontramos en todo el camino, algunos comentaron que si no llega a existir dicha sombre se estaban pensando muy mucho entrar en Topas, o al menos, en su aparcamiento . En breve, al llegar al regato San Cristóbal, pasamos bajo la A-66 y junto a una caseta y desembocamos en la N-630. Atravesamos un río por la N-630 y volvemos a pasar bajo la autovía para tomar un camino de gravilla fina. Éste fue creado de forma específica para los peregrinos y avanza paralelo a la autovía. No hay pérdida, así que olvidaros de la N-630. Cruzaremos la SA-CV-115 que se dirige a Valdelosa y seguiremos el camino de frente, siempre con la referencia de la A-66.

Pasamos el arroyo de Izcala —por un camino habilitado en 2009 tras la inauguración de la autovía A-66—, dos kilómetros más adelante el límite provincial con Zamora hasta llegar kilómetro y medio después al cruce que se dirige hasta nuestro final de etapa, El Cubo de la Tierra del Vino.

Sobre todo, a través de este, de algún corto tramo de la N-630 y de la antigua carretera de acceso al Cubo de la Tierra del Vino, llegaremos tras casi 14 kilómetros a la primera población zamorana de la Vía de la Plata. Entramos por la calle Mayor, donde veremos las indicaciones al albergue Torre de Sabré, cuyo gerente hemos avistado con una yegua joven a la cual hemos alimentado con manzanas, una vez en la localidad, continuamos por la calle Mayor hasta la plaza, donde reponemos algunas fuerzas, algunos se relajan tanto —el presi ZP— que se duermen a la misma puerta del ayuntamiento, y esperamos la llegada del bus procedente de Zamora para regresar a Aldeaseca de Armuña para recoger el coche para el regreso y donde previamente hemos acordado comer, visitando como no, el establecimiento de “Manolo”, aquí como no podía ser de otra guisa, encontramos a Santiago y a la cuadrilla de la vez anterior.

Que Ver, que hacer...

  • El Cubo de la Tierra del Vino

    A la misma distancia de Salamanca que de Zamora, alzado en la meseta, este pueblo se caracteriza por sus gentes acogedoras, y su capacidad para celebrar con alegría sus fiestas patronales. Hace escasas fechas se ha reformado la Casa Consistorial y la iglesia. Los vecinos y vecinas logran gracias a sus flores y balconadas trasmitir una imagen mimada de su pueblo. A las afueras del pueblo todavía se mantienen algunas bodegas excavadas en la tierra, donde se elabora el vino familiar y se mantiene la tradición de encontrarse a su sombra en verano y en su interior en invierno para merendar.

Galería Fotográfica

Pasos que unen, cumbres que inspiran.