Después de finalizar el Camino da Geira e dos Arrieros, con la satisfacción de haber completado la travesía, nos dirigimos hacia San Vicente del Mar, donde nos esperaba nuestro íntimo amigo, propietario del hotel Mar del Norte. Al llegar al hotel, fuimos recibidos con una cálida hospitalidad y una degustación de frutos del mar, además, visitamos las impresionantes vistas al Atlántico que nos hicieron sentir que estábamos en el lugar perfecto para descansar.
Esa noche, disfrutamos de una opípara cena. El marisco fresco fue el protagonista de la velada, con mejillones, y otros frutos del mar, todo acompañado por unas deliciosas carnes gallegas. Mientras cenábamos, compartimos historias del camino, brindamos por la amistad y disfrutamos de cada bocado.
A la mañana siguiente, nos levantamos con el suave murmullo del mar de fondo. El día empezó con un opulento desayuno en el hotel, que nos preparó para aprovechar al máximo las últimas horas en San Vicente. Decidimos visitar el Paseo de Piedras Negras, un rincón costero lleno de magia, con sus senderos que serpentean entre formaciones rocosas oscuras, todo mientras el Atlántico rugía a nuestro lado. El paseo nos permitió disfrutar de la naturaleza y relajarnos antes del viaje de regreso.
De vuelta en el hotel, antes de partir, nos deleitamos con una última comida a base de marisco fresco, con mejillones, navajas y zamburiñas que parecían aún más deliciosos bajo el sol del mediodía y unos Fideos con Marisco. Con el estómago lleno y una sensación de satisfacción, emprendimos nuestro regreso a Plasencia.
La primera parada fue en Puebla de Sanabria, un pintoresco pueblo medieval donde nos tomamos el tiempo para pasear por sus calles empedradas y admirar su encanto histórico. Continuamos hacía Cuatro Calzadas, donde nos detuvimos en el Mesón Viejo. Allí, disfrutamos de unas tapas de jamón de Guijuelo y queso de Zamora, el broche perfecto para cerrar nuestra aventura.
Finalmente, tras un largo pero placentero trayecto, llegamos a Plasencia, satisfechos y con la promesa de que pronto emprenderíamos una nueva aventura juntos. Cada paso, cada momento compartido y cada sabor quedará grabado en nuestra memoria.
Queridos compañeros de Camino,
Hoy, al mirar hacia atrás en nuestro tiempo juntos en el Camino de Santiago, después de completar esta maravillosa aventura, quiero expresar mi gratitud por vuestra compañía. Este Camino nos unió de una manera especial, y cada uno de vosotros dejó una huella en mi corazón. No solo por haber alcanzado la meta, sino por la increíble compañía que hicieron de este viaje algo único y especial.
Cada paso, cada conversación y cada momento de apoyo mutuo hicieron que esta experiencia fuera más significativa de lo que jamás podría haber imaginado. Gracias por el apoyo en los días difíciles, por las risas que aligeraron cada paso, por las historias compartidas y por hacer de este Camino una experiencia inolvidable. Vuestra presencia hizo que el viaje fuera más llevadero y mucho más enriquecedor.
Este viaje fue una prueba de que no solo es importante el destino, sino también las personas con las que se comparte el recorrido. Juntos hemos enfrentado desafíos, compartido risas y creado recuerdos que atesoraré por siempre. El Camino no habría sido lo mismo sin vosotros.
Gracias por todo, y que la vida nos regale muchos más caminos por recorrer juntos. De alguna manera, espero que siempre permanezcamos conectados.
¡Hasta siempre, y que la senda nos vuelva a reunir! ¡Buen Camino, siempre!
comoquesofresco@gmail.com